Recrear una
época
La recreación de toda una época pasada supuso, para el
rodaje de La redota, la implicación de una enorme cantidad de elementos y
un esfuerzo sobrehumano por parte de la producción. Centenares de extras,
grandes instalaciones, varios escenarios, vehículos de todo tipo y despliegue de
vestuario y escenarios en los departamentos de Tacuarembó, Maldonado, Colonia,
Montevideo y hasta en el Paraguay. En cuanto a los actores, el director, César
Charlone, prefirió incluir a muchos que no fueran profesionales e incluso que ni
siquiera tuvieran experiencia. El casting fue general, no para personajes
específicos. Así surgió lo que denominan “un guión interactivo”, ya que fueron
reescribiendo roles, e incluso creando algunos en función de los actores que
contrataron. Atendiendo a esto, una preparadora de actores se instaló en
Tacuarembó durante un mes para entrenarlos para la filmación. Conjuntamente, el
historiador paraguayo Jorge Rubiani ofició como coach de lenguas, asistiendo al
elenco con lecciones de idioma guaraní.
ARTE
“Nuestro mayor mérito -en lo que a Dirección de
arte respecta-, fue el armado y articulación de un gran equipo humano de
trabajo. El espíritu colectivo, aplicado a la creación y diseño de la estética
de la película, se constituyó en nuestro esquema de trabajo y posibilitó la
realización ésta tarea titánica que implicó la reconstrucción del Río de la
Plata de 1812 (…). El campamento del Ayuí en el Salto Chico, el Palacio de
Gobierno de Buenos Aires, las calles de una Montevideo fortificada y todos los
ambientes que se construyeron en imágenes significaron un trabajo extremadamente
minucioso. Primero, de estudio e investigación; luego, de construcción y
realización de escenarios, utilería, objetos de uso cotidiano y todo aquello que
pobló la vida cotidiana de aquel tiempo.
Cada detalle fue revisado con especialistas,
antropólogos, historiadores y musicólogos, de forma de tener en escena una
imagen muy real de lo que podría encontrarse en la época.
La dificultad evidente fue la escasez de
registros objetivos y detallados de los ambientes y elementos usados por los
personajes; la tarea empezó, entonces, en la búsqueda y lectura de los reportes
de campaña del propio Artigas, relatos de viajeros y documentos -unos 450
textos- que nos ilustraran en nuestra construcción histórica.
Algunos datos que ilustran la dimensión del
trabajo realizado: se usaron 90 toneladas de madera, seleccionada de acuerdo a
especies nativas existentes en 1812 y a su forma natural para la construcción
del campamento del Ayuí (viviendas, capilla, escuela, comandancia, entre otros).
Conjuntamente, se emplearon 480 cueros vacunos y 160 cueros ovinos. Además, se
construyeron 10 réplicas de carretas de la época y 1500 objetos de utilería
(lanzas, puntas de lanza, estribos, frenos y espuelas)”.
Nuestro esfuerzo fue siempre pensando en
obtener un producto audiovisual que no sólo sirviera como entretenimiento, sino
también como material de estudio y difusión. Es una oportunidad única para
quienes trabajamos en la construcción artística, y también una gran
responsabilidad y así lo asumimos: queremos mostrar por primera vez en imagen,
voz y comportamiento, a nuestro Prócer”.
Daniel Fernández Vaga, director de arte de La redota: una historia de Artigas
"El famoso pintor Juan Manuel Blanes recibe en
1884 el encargo de recuperar el rostro de una leyenda. Su fuente son los apuntes
de Larra, espía español que 70 años antes habría intentado asesinar al caudillo
José Artigas: ese caudillo que emigró con un pueblo errante y fugitivo para
acampar a orillas del arroyo Ayuí. Sorteando adversidades y en busca de sus
destinos, estos tres hombres llegarán a la misma encrucijada: la travesía no
tiene un punto de llegada sino, apenas, un punto de partida".
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